El llantén es una planta medicinal conocida por sus hojas anchas y verdes, utilizadas desde tiempos antiguos en remedios caseros. Contiene compuestos como mucílagos, taninos y flavonoides, que le otorgan propiedades antiinflamatorias, cicatrizantes y calmantes. Por esto, ha sido empleada tradicionalmente para aliviar irritaciones en la piel, calmar picaduras y ayudar en procesos de cicatrización de heridas menores.

En el ámbito respiratorio, el llantén destaca por su capacidad para suavizar la garganta y reducir la tos. Sus mucílagos forman una capa protectora en las mucosas, ayudando a calmar la irritación causada por resfriados, bronquitis o faringitis. Además, puede actuar como expectorante suave, facilitando la expulsión de flemas y mejorando la respiración.

También se utiliza para aliviar molestias digestivas. El llantén puede ayudar a reducir la acidez estomacal y proteger la mucosa intestinal gracias a su efecto calmante. En infusión, se ha empleado para tratar diarreas leves y como complemento para mejorar la salud gastrointestinal.

En uso externo, las hojas frescas de llantén machacadas se aplican sobre la piel para desinflamar y calmar molestias provocadas por picaduras de insectos, quemaduras leves o irritaciones. Su capacidad para acelerar la regeneración de tejidos lo convierte en un aliado natural en el cuidado de la piel.

Otra ventaja es su acción depurativa y diurética, que contribuye a eliminar toxinas del organismo y reducir la retención de líquidos. Por esta razón, algunas personas lo incorporan en infusiones como parte de limpiezas naturales del cuerpo.

En resumen, el llantén es una planta versátil con beneficios para la salud respiratoria, digestiva y cutánea. Aunque es un remedio natural popular, siempre es recomendable consultar con un profesional de la salud antes de usarlo de forma prolongada o en casos de condiciones médicas específicas.