ENGORDA SI ME QUITAN LA VESÍCULA?

Una de las dudas más frecuentes tras una cirugía de vesícula biliar es si este procedimiento puede provocar aumento de peso. Aunque no todas las personas lo experimentan, sí es posible que algunos pacientes noten cambios en su peso después de la operación. Esto se debe a varios factores que afectan la digestión, el metabolismo y los hábitos alimenticios.

Tras la extracción de la vesícula, la bilis —líquido producido por el hígado para digerir grasas— ya no se almacena, sino que pasa directamente al intestino. Esto puede hacer que la digestión de las grasas sea menos eficiente al principio, provocando que algunas personas eviten ciertos alimentos, mientras que otras comienzan a tolerar mejor comidas pesadas con el tiempo.

Una causa común del aumento de peso posterior a la cirugía es la mejora en el apetito. Muchas personas que antes sufrían de cólicos, náuseas o indigestión por cálculos biliares, comienzan a comer con mayor libertad y en mayores cantidades una vez que los síntomas desaparecen. Si no se controlan las porciones o el tipo de alimentos, el aumento de peso puede aparecer de forma progresiva.

Además, el cuerpo puede tardar en adaptarse a su nueva forma de procesar grasas, lo que en algunos casos provoca desequilibrios en el metabolismo. Si a esto se suma una vida sedentaria o una dieta alta en calorías, los cambios de peso se hacen más notorios.

Sin embargo, no hay evidencia que indique que la cirugía en sí cause directamente obesidad. El aumento de peso posterior suele deberse más a los cambios en el estilo de vida que a efectos fisiológicos de la intervención. Con una dieta saludable, actividad física regular y seguimiento médico, es totalmente posible mantener un peso estable.

En resumen, quitar la vesícula no implica necesariamente engordar, pero sí requiere estar atentos a la alimentación y el estilo de vida. Adoptar hábitos saludables desde el postoperatorio es la mejor manera de evitar complicaciones y mantener el bienestar a largo plazo.